Aprovecho para enviar un sincero, caluroso y fraternal saludo y abrazo a todos los periodistas de Honduras que con su trabajo tesonero y honesto dignifican esta profesión y contribuyen a construir una mejor Honduras.
También recordamos a todos aquellos periodistas que fueron asesinados en los últimos años en circunstancias aún no esclarecidas: Alfredo Villatoro, Erlyn Espinal, Aníbal Barrow, Luz Marina Paz, Sayra Alméndarez, Georgino Orellana, Carlos Salgado y muchos más, por quienes no nos cansaremos, desde el CPH, de exigir justicia para ellos y sus familias.
En algún momento el ilustre Álvaro Contreras citó lo siguiente:
“El periodista debe ser independiente para defender sin temor la libertad, el derecho y la justicia”.
Esta frase del más celebre periodista, orador y pensador que ha tenido Honduras, nos recuerda la enorme y trascendental responsabilidad que tenemos los periodistas con nuestras audiencias, con el país y con la sociedad hondureña en general.
Álvaro Contreras es el arquetipo del periodista independiente, honesto, valiente, insobornable e incorruptible que defiende sin temor las libertades, el derecho y la justicia de la gente, a costa de su comodidad y de su beneficio personal.
Contreras sufrió el oprobioso exilio por combatir y denunciar la tiranía, por decir la verdad, por defender la justicia y prefirió morir en un país extraño antes que abandonar o traicionar sus principios y su lucha inclaudicable por los más sagrados intereses del pueblo hondureño y centroamericano.
En consonancia con el pensamiento de Álvaro Contreras, la razón fundamental del periodista es buscar la verdad, servir al interés social y convertirse en un instrumento al servicio de las libertades, sin sesgos, sin parcialidad, con integridad y rigurosidad periodística.
Hoy, 25 de mayo, volvemos a reunirnos en para recordar el legado de este gran periodista, pero también para conmemorar el día dedicado a los hombres y mujeres de la prensa que, bajo cualquier circunstancia, peligro o sacrificio, recogen y procesan la noticia y hacen posible que la sociedad esté apropiadamente informada, para que con base a esa información puedan tomar las mejores decisiones.
En este día también reconocemos la brillante y exitosa trayectoria profesional y gremial de uno de nuestros más distinguidos representantes en el CPH, el amigo y colega Elán Reyes Pineda, quien en sus casi 30 años de ininterrumpido ejercicio profesional se ha distinguido por ejercer un periodismo honesto, beligerante y socialmente comprometido con la gente y con Honduras, que lo han posicionado entre los mejores comunicadores sociales del país en el campo de la televisión.
Elán Reyes encarna la lucha por la identidad nacional, la todavía inconclusa moralización de la comunicación social en Honduras y la defensa de la libertad de expresión y prensa que permanentemente han estado amenazadas en las últimas décadas.
Elán proviene de los confines desde donde se forjó la lucha indígena y patriótica contra el dominio español, y desciende de la más pura estirpe del cacique Lempira, defensor de nuestra soberanía e integridad territorial, de ahí su rebeldía hacia las injusticias, la corrupción y el abuso del poder.
Felicidades Elán, este premio es un merecido reconocimiento a su incansable en labor este noble oficio, a su beligerante gremialismo y su lucha por el fortalecimiento y defensa del CPH, sus relevantes aportes al periodismo nacional y su contribución a la mejora de la calidad de vida del pueblo hondureño.
Hoy los periodistas hondureños enfrentamos enormes desafíos, por un lado, los peligros que entraña la profesión y, por otro, el avance inexorable de la revolución digital que ha transformado el negocio de la información y la forma en como procesamos y divulgamos la noticia.
La tecnología digital se metió en la agenda de los periodistas y llegó para cambiarlo casi todo, especialmente nuestro modo de mirar y ejercer la profesión.
Los periodistas hondureños nos enfrentamos al desafío de actualizarnos en las nuevas tendencias del periodismo digital, el periodismo de investigación y el periodismo de datos, porque los medios de comunicación ahora exigen profesionales con nuevas competencias y habilidades en un mundo cada vez más tecnológico y cambiante.
Estamos obligados a cambiar a innovar o morir, tal como lo advierte en su libro el periodista y escritor Andrés Oppenheimer.
La crisis de los medios y la consiguiente reducción de las plantillas de las redacciones a causa del avasallante paso de la tecnología, el cambio en los modelos de negocios y editoriales de las empresas periodísticas y la modificación de los hábitos de consumo de noticias de los internautas, nos han comenzado a pasar factura a los periodistas y son parte de los retos que debemos enfrentar.
A lo anterior se suma los desafíos que entraña para el periodismo la posverdad y de las Fake News, un fenómeno que está ganando terreno y que está conduciendo a la gente a creer todo lo que se dice y se divulga viralmente en las redes sociales, destruyendo la honorabilidad de muchos y afectando la credibilidad de los medios y los periodistas.
Los periodistas de hoy debemos estar abocados a enfrentar el fenómeno de la posverdad, un mundo en el que circulan mentiras que se convierten en “verdades” o “medias verdades” por cuenta de la emotividad y la falta de información veraz y contrastada.
Por eso, poner en contexto, verificar las noticias, consultar las fuentes, aplicar la rigurosidad periodística y conocer la historia son maneras de enfrentar este inmenso reto para la prensa y para los periodistas.
En otro orden de cosas, Honduras siempre se ha preciado de ser una nación de libertades y de respeto a los derechos humanos, especialmente a la libertad de expresión.
De hecho, cuenta con un amplio espectro de medios radiofónicos, televisivos, escritos y digitales de diversa tendencia política e ideológica y hemos gozado de un pluralismo de ideas y de pensamiento.
El artículo 72 de la Constitución garantiza que es “libre la emisión del pensamiento por cualquier medio de difusión, sin previa censura…”. Sin embargo, en los últimos años hemos visto con profunda preocupación la aprobación de diversas disposiciones legales que atentan contra este derecho fundamental.
Una de ellas, es la tristemente célebre reforma al artículo 335-B del Código Penal que criminaliza la labor de los periodistas y los medios de comunicación bajo la figura de la apología del terrorismo y que aún sigue vigente.
Sin embargo, esta mañana hemos recibido la buena noticia del presidente del Congreso Nacional Mauricio Oliva de que el 335-B será derogado definitivamente de nuestro entramado legal, lo valoramos y lo aplaudimos. Aquí no hay triunfadores ni vencedores, aquí quien gana es el pueblo hondureño.
Otra disposición atentatoria a la libertad de expresión es la Ley de Secretos Oficiales aprobada en 2014, que, entre otras cosas, impide o restringe que las informaciones públicas relacionadas con la Seguridad y Defensa Nacional, puedan ser expuestas a la opinión pública.
El más reciente intento por coartar la libertad de expresión ha sido una ley para regular las opiniones de la ciudadanía en las redes sociales, bautizada eufemísticamente como Ley Nacional de Ciberseguridad.
La labor de los periodistas y los medios es fundamental para el fortalecimiento de la democracia y el Estado de Derecho, sin embargo, estas y otras disposiciones debilitan esos principios y ponen en precario el cumplimiento de dichas garantías.
Por eso nuevamente exigimos este día la derogación inmediata de todas estas normativas o leyes que censuran y amenazan la labor de los comunicadores sociales y de los medios.
La declaración de Chapultepec, suscrita por Honduras en 2007, señala que no se aprobarán leyes ni actos de fuerza que violenten o restrinjan la libertad de expresión por cualquier medio de comunicación.
Asimismo, desde el CPH abogamos por un combate frontal a la corrupción y al saqueo de los dineros del erario, por eso proponemos una cruzada de la sociedad civil para extirpar este cáncer que nos roba millones de lempiras que pueden ser invertidos en escuelas, hospitales y medicinas para nuestro pueblo.
Demandamos el fortalecimiento y la continuidad de la Misión de Apoyo Contra la Corrupción y la Impunidad en Honduras (Maccih), el fortalecimiento del Consejo Nacional Anticorrupción (CNA), así como la aprobación, de una vez por todas, de la Ley de Colaboración Eficaz, que permita una lucha más efectiva contra este flagelo.
También condenamos y rechazamos la aprobación de más leyes o reformas desde el Congreso Nacional para “suavizar” las penas o sanciones contra los corruptos y ladrones de cuello blanco.
Finalmente, quiero aprovechar este espacio para exigir nuevamente justicia para las familias de los colegas y compañeros de Diario Tiempo, quienes en los últimos años han vivido un verdadero drama humano por la falta de una resolución judicial que permita el reconocimiento de sus derechos laborales.
Su caso sigue entrampado desde hace tres años en la Sala Laboral de la Corte Suprema de Justicia. Recordamos a los magistrados que la justicia tardía no es justicia.
Por eso pedimos que de una vez por todas se resuelva su situación legal que permita la pronta indemnización y el resarcimiento completo de sus beneficios salariales a todos estos compañeros y sus familias.
MUCHAS GRACIAS